Mémoires avec saveur à vanille
martes, 24 de mayo de 2016
Cuéntame al oído
viernes, 24 de julio de 2015
Euforia
Las tres de la mañana. En el paraíso de la vida, Puntacana. Un viaje para dos, nuestro viaje de dos. Tenemos abierta la ventana de la habitación, y qué manía tienes de no cerrarla. Una corriente de aire me despierta tanto que ya no hay quién me duerma.
Paso por el salón para ir a por un vaso de agua, y qué bonita sensación la de caminar sobre los corales. Abro la nevera y me sirvo, miro a mi alrededor y pienso que no hay nadie mejor que tú con quien compartir ese viaje. Vuelvo a la habitación, y ahí te encuentro, apoyado en el marco de la puerta cual Dios griego.
No sé en qué momento dude de lo que venía ahora, pero quién se iba a imaginar tal acontecimiento.
Te ríes mientras me ves caminar hacia ti, qué me mirará tanto pensaba yo. Nos quedamos a un centímetro, para ser exactos no me dio tiempo a acercarme tanto. Me besaste, de tal forma que toda yo temblé, pero la cosa no quedó ahí. Me empujaste contra la pared pegándome a tu cuerpo, tanto que incluso sentía cómo se contraía tu abdomen. De ahí pasaste a cogerme en brazos, y qué brazos, la temperatura subía, y lo que no era la temperatura también.
Es entonces cuando me sorprendiste aún más, qué genial idea aquella, me tumbaste en el suelo transparente y poco a poco fuiste desnudándome, o quitándome la poca ropa que me había quedado horas antes. Te deslizaste por mi cuerpo, besándome desde el cuello hasta las zonas más escondidas de mi piel.
Tu torso encima del mío, tu cuerpo balanceándose contra mí, el calor del momento, el sudor del placer, la eufórica sensación de tenerte dentro de mí, y como no, el gran estallido final.
Aún recuerdo aquel viaje, aquella noche donde fuimos más uno que nunca y, qué se puede esperar. Porque caminar sobre corales es precioso pero hacer el amor contigo sobre ellos, es otra historia.
viernes, 10 de julio de 2015
A medias
jueves, 2 de julio de 2015
Verano
viernes, 26 de junio de 2015
Una noche más
quedémonos en este lugar
llamado paraíso gracias a ti.
Déjame,
déjame enredarme en tu pelo un segundo más.
Pasar del sofá a la cama
y de la cama al sofá
hasta que el tiempo se pare.
Bésame,
bésame por los rincones más profundos de mi cuerpo
y estrújame,
estrújame la mano cuando me sientas gritar.
Muérdeme,
la cara o la espalda,
porque voy a temblar
como si fuera la primera vez,
la primera vez que te siento en mí.
Déjame envolverme en tu cuerpo
hasta que el cosquilleo que me provocas con las yemas de tus dedos
esté en la cumbre de este precipicio.
Porque así es como me siento contigo,
en un precipicio por el que tengo miedo de derrapar y caer,
caer para no poder resurgir,
que de Ave Fénix tengo poco y llegar a ese extremo aterra.
Y aquí sigo,
deslizándome por tus caderas
hasta dejar de respirar.
miércoles, 17 de junio de 2015
Un cachito de realidad
Me cabreo con facilidad y mi carácter es inaguantable, ni siquiera me aguanto yo, imagínate. Cuando llego a mi límite, desaparezco, pero no me guardes rencor. Simplemente, aprendí que cuidarme yo está por encima de todo y de todos.
sábado, 13 de junio de 2015
Karma
y no tenía nada.
Tal vez tuve,
pero nada comparado a lo que me merecía,
pero nada comparado a lo que te merecías.
A veces hasta te echo de menos,
pero no es una nostalgia bonita,
como cuando se pasa el año en un abrir y cerrar de ojos,
no.
Es una nostalgia que duele,
porque el propio recuerdo es el que la mata.
Gritar todo sería pecado,
delito en el mundo en que vivimos,
en el mundo en el que me has metido.
Pero callar,
callar da mucho frío en este sótano,
y los vecinos ya no prestan mantas por ti.
Que ya se ha perdido tanta tontería,
que ya me he ganado mi vuelta a casa.
Dile al karma que me abra la puerta,
que quiero echarte de mi cama.